Uno de los principales problemas que se están viviendo en la actualidad tiene que ver con el uso de los módulos de análisis: potentes programas de ordenador que calculan varios millones de jugadas por segundo. Para la gente que no ha competido estos programas pueden dar una idea equivocada sobre el deporte en cuestión.

Se puede tener la sensación que realizar las jugadas del ordenador es sencillo. Sin embargo, esto no es así. Existen muchas posiciones donde el ordenador propone jugadas que para un humano es prácticamente imposible realizarlas.

Además, y esto es imprescindible que lo tengamos en cuenta, el ordenador no está viviendo la tensión de la partida: él calcula, compara y decide. En una partida entre humanos, todo es mucho más complejo y suelen entrar en juego el factor emocional o psicológico. Me gustaría exponer dos ejemplos.

El módulo puede ser un excelente apoyo si se sabe utilizar, pues ayudará en el cálculo concreto y “detectará” los errores de bulto. También nos puede mostrar caminos insospechados y jugadas increíbles que funcionan en una determinada posición, a pesar de que la lógica y la intuición nos diga lo contrario.

Pero, mal utilizado, puede ser un arma fatal que genere una sensación de fracaso y sirva para mermar la confianza del deportista.

Las madres y padres de ajedrecistas deben tener especial cuidado con la utilización de los módulos, sobre todo, si se utilizan estos para indicarle las “jugadas correctas” a su hija o hijo una vez finalice la partida.